Ningún comienzo es sencillo, especialmente cuando se trata de hacer carrera en el mundo de la escritura. El bloqueo creativo, la temible gramática o la despiadada ortografía son como lobos hambrientos escondidos detrás de un seto, esperando el paso de algún escritor novel incauto para asaltar su próximo texto.
Pero no te preocupes, respira. En Sttorybox no vamos a permitir que nada te quite las ganas de escribir. Por ello, vamos a dedicar el post de hoy a recopilar los errores más frecuentes del escritor novato que NO debes cometer si quieres convertirte en el próximo G.G Márquez, Tostoi, Hemingway o Lovecraft. Recuerda que también ellos tuvieron una primera vez con la literatura, así que no te desanimes y vamos a ello. ¡Empezamos!
1. Cometer faltas de ortografía
Resulta redundante hablarte de una regla tan básica si estás en proceso de convertirte en escritor/a, pero nunca está de más recordar la importancia de la ortografía, sobre todo porque es más fácil fallar de lo que parece. Durante la lluvia de ideas que se produce en el momento de redactar no es nada raro que se inunden tus sentidos y se te escape algún que otro error de vital importancia. Por lo tanto, no olvides nunca repasar tus obras unas cuantas veces, para evitar que salga al público con esa “mancha”.
2. Hacer gala de tu vocabulario más exquisito
No intentes impresionar a tu lector con los sinónimos más rebuscados del diccionario de la Real Academia Española, mejor hazlo con una buena historia que ubique las palabras apropiadas en los lugares en que sí son pertinentes y no den lugar a dobles sentidos. No es lo mismo escribir “prohibido entrar a personas no autorizadas” que “prohibido penetrar a personas no autorizadas”.
3. Abusar del uso de frases prefabricadas
Evita repetir las frases o muletillas típicas si no quieres que tu texto se vuelva monótono y el lector perciba que estás siendo perezoso/a. “Espiral de violencia”, “bajo la luz de la luna” o “una boca de lobo” son algunos ejemplos de ese tipo de expresiones predecibles que ponen en entredicho la originalidad de un escrito. Es imprescindible que busques tu estilo para calificar las situaciones o describir ambientes, personas u otros elementos. Date la oportunidad de ser diferente y verás los resultados.
4. Desbordar tu texto de adverbios que terminan en -mente
Usarlos en exceso enviará un mensaje al lector: pobreza narrativa. Actualmente, debidamente, seguramente, lentamente… Hay que utilizarlos con moderación y procurar sustituirlos de vez en cuanto por construcciones como “en la actualidad”, “de manera lenta”, según sea el caso.
5. Escribir un inicio aburrido
El primer párrafo de una novela es crucial para ganar la atención del lector y mantenerlo adherido a la trama de la historia. Si no quieres hacerle perder el tiempo, opta por arrancar con un hecho importante, que emocione y, a su vez, genere suspense y ganas de saber cómo se desenvuelve cada capítulo. Evita los detalles menos relevantes en esta parte, más adelante podrás recurrir a ellos para ubicar al lector mientras narras los hechos.
6. No aportar datos en los diálogos
Si no revela información significativa, óbvialo. Rellenar páginas con conversaciones vacías que dejen a tu público con las mismas dudas que tenía al iniciar la lectura del diálogo no ayudará a que tu historia fluya y tu lector se adentre en ella.
“¡Qué día tan caluroso! Ayer no estuvo igual, hizo frío, pero hoy el clima amaneció distinto, ¿no crees?”. Este es un ejemplo de lo inútil que puede ser un diálogo, a menos que tu narración se base en el calentamiento global y este sea un dato que se encadene con otro para sacar conclusiones importantes.
7. Confundir los tiempos verbales
Un error fácil de cometer, sobre todo durante esos trances creativos en los que la inspiración llega de golpe y no puedes parar de escribir. Si no quieres que tu relato se convierta en una macedonia de pasado, presente y futuro, debes tener clara la línea temporal y la persona gramatical del narrador, y respetar en todo momento tu elección.
8. Obviar la ley de causa y efecto
Por evidente que parezca, nada ocurre en la vida cotidiana sin una causa y un efecto. Esa misma lógica debe prevalecer en tus narraciones. Cuidado con esas situaciones en las que una “mano divina” lo resuelve todo, sin que se explique qué generó un hecho o circunstancia o qué efectos provocará. Si ocurre un homicidio en tu historia, por ejemplo, debe resolverse paso a paso, con la recolección de pistas, investigaciones y entrevistas pertinentes.
Nada sucede al azar y el lector notará que hay cabos sueltos en las situaciones planteadas en la novela o relato. Cada hecho es protagonista de un pedazo de la historia que quieres contar y debe servir para ubicar al lector, presentarle a un personaje o plasmar una característica de algo o alguien que en el transcurso de la trama ayude a disipar dudas y no a crearlas.
9. Confudir la realidad con la verosimilitud
La literatura es el escenario perfecto para que se produzcan hechos extraordinarios, pero no creas que el lector aceptará cualquier circunstancia que le presentes: es mucho más escéptico que eso. Para convencerle necesitas crear el contexto necesario para que dichas escenas tengan sentido dentro del universo de tu historia.
10. Ignorar el valor de la brevedad
Querer contarlo todo es un arma que apunta directo hacia ti y puede generar una narración sin límites en cada escena. La brevedad es una virtud, sin renunciar a los detalles que realmente se necesiten para ubicar a tu público. Siempre será mejor un excelente párrafo condensado, que mil hojas de datos sin sentido que obligarán al lector a abandonar tu libro.
¿Qué te parecen estos consejos? ¿Tienes alguna otra recomendación como autor novel o experimentado que te gustaría compartir? Déjanos un comentario y que empiece el debate :) Aplica todas estas reglas en tus próximas cajas de sttorybox.com y verás como, poco a poco, consigues pulir tu estilo. ¡Ánimo!