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6 consejos para escribir un relato de HUMOR

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Todo escritor debe tener buen sentido del humor para ser todo un artista con las palabras, o por lo menos, saber reírse y permitir que una sonrisa se esboce en su rostro como garantía de que asume con cariño su profesión, que su talento sea lo suficientemente versátil para permitir que el lector tenga la posibilidad de escapar a la seriedad rigurosa de una prosa que se tornará realmente aburrida sin dicho condimento, sin dicha sazón.

Llegar a escribir historias cómicas implica un gran trabajo. Como no tenemos al lector frente a nosotros, lo que ayuda a sensibilizar su sentido del humor, no nos queda más remedio que confiar en que el libro y la palabra basten para transmitir la gracia de una idea. Además, un exceso de esfuerzo tampoco es positivo: si luchamos demasiado por provocar la risa en aquel que lee, lo más probable es que no lo consigamos. ¿Difícil, verdad?

No te preocupes, aquí estamos nosotros para ayudarte a afrontar este género. Al igual que hicimos en los posts anteriores de esta serie con los relatos de amor y de terror, hoy traemos un par de consejos que pueden ayudarte a crear un relato cómico y divertido a ojos de tu lector. ¡A por ello!

1. Arriesga la integridad física y mental de tu personaje

En una novela o relato de humor, es importante divertirse con el personaje. Todas sus emociones y  vivencias serán mucho más intensas y pasarán por el filtro del buen humor si lo dejas vivir al borde de todo riesgo y luego le brindas la oportunidad de salir sano y salvo. Así, cuando alguien tropieza y se incorpora con rapidez de una posible caída, derramando apenas unas gotas del café que lleva en sus manos, la impresión del lector se vuelve susceptible a la risa.

2. Construye diálogos espontáneos

Deja que las expresiones e impresiones de tus personajes fluyan al encontrarse con el resto del elenco de tu obra. Dale la palabra y permítele que se exprese desde un punto de vista personal y subjetivo. Probablemente exagerará, contará más de lo que ha ocurrido o intensificará ese salto al vacío de 10 metros que en realidad fueron solo 2, pero ese juego forma parte de la propia esencia del humor, por lo que no debes tener miedo de introducirlo.

3. Juega con lo ridículo

Es importantísimo jugar con el absurdo. La antilógica al orden, el ofrecer un panorama donde no todo es coherente. De la mano de esto, otro factor clave es jugar con el tiempo. En las obras de humor el tiempo fluye, el personaje se ve atosigado por cumplir algo específico y su mundo está impulsado por demonios que nos dejan reír ante su vulnerabilidad, de su absurda preocupación por algo banal o de la rocambolesca situación surgida de una pequeña confusión.

4. Caricaturiza a tus personajes

Generalmente, los personajes de un relato de humor reúnen algunas características especialmente peculiares: una fobia extraña, un trabajo que no sabías que existía, un forma de vestir algo extravagante. A la hora de describirles, la hipérbole es un recurso a tu favor para intensificar esa caricatura: “Llevaba un sombrero tan grande que en su interior podía caber una maceta con flores”.

5. Genera situaciones cómicas a través de un “leitmotiv”

Se trata de un elemento muy utilizado por todo humorista, que simplemente consiste en coger una idea y repetirla, de manera que genere un absurdo risible. Por ejemplo, el personaje ve un gato por la ventana mientras cocina su desayuno. Pasan algunos minutos, entretienes a tu personaje con otra cosa y, posteriormente, le dejas observar que dicho gato ya está en el tercer piso del edificio. Por último, en el momento menos esperado, tu gato se mete por la ventana de la cocina y se come el desayuno del personaje mientras este habla por teléfono, tras lograr la proeza de escalar cuatro pisos. Ten en cuenta que no es conveniente alargar el ciclo demasiado, si no quieres que resulte pesado para el lector.

6. Haz al lector partícipe de la escena

Involucra a tu lector como un personaje invisible dentro de la acción del relato y deja que disfrute de la escena. Por ejemplo, ubícalo en una ventana al otro lado del edificio, para que observe lo que ocurre. Kafka logró usar este recurso a la perfección en su obra “El proceso”,  en el que en las primeras páginas se ve a un conjunto de personas desde el otro lado del edificio que chismorrean sobre lo que está pasando en el departamento del protagonista. Al igual que en una broma televisiva, si el lector se convierte en testigo se sentirá cómplice, de algún modo, de lo ocurrido, y sus sentimientos se intensificarán ante lo que esté pasando.

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Con este último post, concluye nuestro ciclo de pautas claves para construir historias de amor, terror y humor. ¿Te ha gustado? ¿Qué te ha parecido? Recuerda: estamos jugando y experimentando con las emociones humanas que son esenciales en toda obra literaria, así que diviértete y practica con nosotros en www.sttorybox.com.

¡Hasta pronto!

¿Te gusta leer o escribir? Visita www.sttorybox.com, el Lugar de las Historias

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